Ahora lo entiendo
diecisiete años y la cabeza estallada.
Los sesos en la alfombra y el mundo que se iba de sus pies.
Ahora lo entiendo.
Señoras de ojos alucinados,
babas que cuelgan del mentòn.
Arrullos de pàjaros ausentes en los oìdos
y este olor a desesperaciòn.
La tierra no termina de parir hijos de puta
y ojos de mirada bovina.
Ahora que sè de la perversidad de las cosas,
ahora que la oscuridad ganó mi mirada,
ahora que ya no sé quién es la mujer del espejo,
ahora lo entiendo.
Ahora que el vacío es la música de mis mañanas,
ahora que el silencio está lleno de gritos,
ahora que ya no duermo por las noches,
ahora que el sol ha nacido muerto.
Ahora, después de tantos Holocaustos en la vida.
Después de morder el polvo de la realidad,
después de las prostitutas impúberes,
del hambre de los justos,
del silencio de las vecinas que acechan tras los cortinados.
Después de la olorosa penunbra de la cárcel,
después de los niños violados, mutilados,
después de haber aprendido a llorar mi tiempo,
de dolerme en las tripas, después
de gritar hasta que no quedó un sólo grito en mi garganta.
Después de todo.
Entendí la fragilidad de la vida, del alma.
El paso incierto de los que bailamos al filo de la navaja.
Tener la piel tan quemada, tan rota
que hasta las caricias hieren, los besos lastiman.
Cerrar los ojos por última vez, dejar de sentir
con esta furia, con este hambre.
Después de todo, ahora lo entiendo.
viernes, 26 de septiembre de 2008
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