Hay días en los que todo parece tener un tinte onírico, irreal; en los que la realidad es, por decirlo de algún modo, un tanto compleja, ridícula. Las escenas se sucedenuna tras otra y yo acá. Adormecida, ausente.
A veces me despierto en carne viva, con el alma desnuda, con un nudo en la voz. Y a veces sin voz. Muda. Indolente. Serena y extraña. Puedo oler la sangre a mi alrededor y ni una contracción de los músculos. Nada.
Hoy es un día de esos. Un día sin una sonrisa, si una lágrima, sin una emoción.
Día sin corazón.
martes, 30 de septiembre de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario