sábado, 19 de enero de 2008

Alea jacta est


Seguimos con las imágenes del vacío. El fín último y completamente egoísta de este blog es vomitar un poco de la nada de la que se me llenan los pulmones dos por tres. ¿Qué sentido tendría sino, escribir suando estoy bien? Cuando soy felíz estoy muy ocupada siéndolo como para perder el tiempo con las letras, pro es así, todos somos así. Quizás las más maravillosas obras surgieron de las tripas y los momentos más miserables de los más pequeños seres. Nec vivere carmena possunt quae scribintur aquae potoribus decía Horacio... Debe ser. Por el momento no tengo mayores obras que mis papeles viejos y este retazo de vida que parece hecha de mala fe por alguna ebria deidad.


Siempre creí que para escribir uno tiene que sacar lo que se esconde en el corazón y volcarlo, vomitarlo en forma de pequeños signos. Que había que compartirse con los demás, que había que dejar que el humo salga del alma y proyectarse en el cosmos. Que mi energía podía fundirse con el mundo hasta no ser tan negra y hacerme sentir mejor. Pero hoy tengo el corazón vacío. Ya pasará. Pasa, todo pasa.

No hay comentarios: