
Estoy tristona hoy. Mi nene me rompió un disco al que quería más que a mi mamá. "Ella & Louis", de lady Fitzgerald. Pasó a mejor vida a manos de un demonio rubio, que con ojitos brillantes me extendía los pedazos de ese circulo mágico que contenía esa voz tan de mujer, tan de las tripas que tenía Ella Fitzgerald.
Me acompañó siempre en esos momentos tan míos en los que ya no quedaba nadie en la casa y me refugiaba lejos de todo, en un rinconcito, con mi música y mi café, a soñar con mundos que no conocí. Me dió fuerzas cuando no quedaba nadie para ayudarme con mis lágrimas, me acompañó cuando tuve otivos para sonreír y gritar y ser felíz... en fín, ese disco es la banda sonora de mi vida. Y estoy acá escribiendo para no ahorcar a ese niño felíz que, sin sospecharlo si quiera, acaba de matar a una amiga muy querida.
No se pierdan la oportunidad de escuchar a esta señora maravillosa, les va a robar el alma, en serio.
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