Esa incontenible necesidad de abrir la boca... Veo que la situación amerita mi silencio y apreto apreto los labios y pum! se me escapa una pelotudéz. No sé como hacer, la cagada ya está hecha y el señor me mira con cara de "Pobre imbécil la morocha".
Hoy mi jefe nos tuvo una hora marcándonos nuestros errores y reconociendo algunos suyos, pero con onda, hasta con afecto diría y yo sentía la pelotudéz arrastrarse y arrastrarse desde mis tripas por mi garganta... y no quería, juro que no quería pero otra vez, Pum! lapelotudéz salió y todos me miraropn con cara de homicidas...
Al final mi ex tenía razón, soy una fábrica de pelotudeces. Ahora estoy en rehabilitación, desde la una de la tarde que no digo ninguna cosa pelotuda. Van tres horas y contando...
lunes, 28 de julio de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario